Marcela Chousa, artista visual nacida en Buenos Aires, Argentina. Pasó gran parte de su infancia entre el campo, la ciudad de Buenos Aires y Punta del Este, entornos que despertaron su curiosidad por los colores, las texturas y las formas de la naturaleza.
El mar, con su movimiento y sus infinitos matices, se convirtió desde entonces en una presencia constante y una de sus mayores fuentes de inspiración. Esa conexión se refleja hoy en sus obras de carácter abstracto, donde predominan la armonía, el color y la emoción del paisaje marino.
Licenciada en Administración de Empresas, desarrolló su trayectoria profesional en el ámbito del diseño y el paisajismo, donde la búsqueda del equilibrio estético y la sensibilidad visual se volvieron parte esencial de su trabajo.
Ha participado en diversas exposiciones y eventos solidarios, y continúa explorando nuevas formas de expresión desde su estudio, guiada por la intuición, la curiosidad y su amor por la belleza.
Marcela Chousa, visual artist was born in Buenos Aires, Argentina. She spent much of her childhood between the countryside, the city of Buenos Aires, and Punta del Este; settings that nurtured her sensitivity to color, texture, and the organic forms of nature.
The sea, with its movement and endless shades of light, has been a lifelong source of inspiration and one of her deepest fascinations. This connection finds expression in her abstract works, where harmony, color, and the emotional essence of the marine landscape merge into a distinctive visual language.
Trained in Business Administration, Marcela built her professional path in design and landscaping, where her sense of balance and aesthetics found new expression.
She has participated in numerous exhibitions and charitable events. From her studio, she continues to explore new forms of artistic expression, guided by intuition, curiosity, and an enduring love of beauty.
“You´ll see what your soul wants you to see”
Marcela Chousa
Un Espíritu Libre
Desde siempre el arte ha sido un lenguaje que permite expresar sensaciones y sentimientos. Si a ello se agrega una técnica que posibilita que el mensaje sea claro y pueda ser interpretado por el destinatario, se estará en presencia de la combinación ideal.
Marcela Chousa ha podido alcanzar, con su sensiblidad artística, la composición perfecta para que a través de su pintura, su público traduzca el mensaje e interprete cabalmente el contenido. Desde un fondo remoto, se eleva hasta lo luminoso de la luz salvando los escollos que siempre plantean los caminos de la vida.
Para esto, es necesario además de las virtudes humanas, aplicar los medios que, como el acrílico y otros materiales, combinan para transformarse en una expresión de técnica mixta que posibilita la mayor cercanía con lo que la artista pretende plasmar en su obra.
Las pinturas de Marcela expresan, con toda la fuerza de su personalidad, respeto por su concepción y por el público que disfruta su manera de transformar por medio de su narrativa, y a través de pinceles y espátulas, la simbología siempre presente entre su creación y su mensaje.
Elegante y directa, elige su temática para plasmar en la tela, las pasiones desde el más oscuro núcleo hasta la epifanía de su espíritu siempre curioso y en la búsqueda de lo positivo que ofrezca una alternativa de energía que supere la simple supervivencia.
No es frecuente, después de muchas búsquedas eclécticas que fueron desde su Licenciatura en Administración, pasando por paisajismo, asesoramiento de imagen y diseñadora de interiores, sentir que una ha encontrado su espacio y el medio para comunicarse con los demás. Marcela Chousa finalmente se siente realizada con la pintura y su mensaje abre un espacio para el debate que acepta como una contribución a su creación.
Observando sus obras, se comprueba una legítima empatía que vincula a la artista con el espectador posibilitándole encontrar respuestas movilizantes originadas en su particular estilo.
Vale la pena detenerse e internarse en esas pinturas que revelan como un espejo, las visiones que a diario nos interpelan y nunca resultan indiferentes.
Carlos Alma
